✍️: Elena García
Podrán estar de moda, pero los pét nat responden a un método de producción ancestral. Aquí te contamos todo sobre las burbujas hipsters
Seguramente comenzaste a ver los vinos pét nat en todos los menús por ahí del 2021, pero esta forma de vinificar tiene más historia que el método tradicional. Llamamos pét nat a los pétillant naturel, que podría traducirse como espumoso natural. El consumo y la producción de este fermentado se ha extendido en todo el mundo, y México no es la excepción.
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Un pét nat tiene una forma de elaboración distinta a la de los espumosos tradicionales, pues no se usa una segunda fermentación en botella, sino que el vino se embotella antes de que la fermentación concluya. Es decir, tiene una sola fermentación continua.
Y como este proceso sigue una vez que el vino se ha embotellado, el CO2 se queda atrapado dentro del envase. Quizá este método se escuche como algo sencillo, pero la realidad es que se requiere de mucha precisión y técnica para embotellar en el momento indicado, no antes ni después.
El resultado es un vino con burbujas sutiles y a veces ligeramente dulce por el azúcar residual de las uvas, aunque si se guarda un poco más en botella, se convertirá en una bebida seca y compleja. Además, los pét nat tienden a ser turbios porque no están filtrados, y generalmente dejan residuos de levaduras en la copa.
Casi como regla, el pét nat es un vino de baja intervención al que no se le agregan conservadores, tiene poco alcohol y no tiene azúcares añadidos, pues fermenta sólo con aquellos que provienen de la uva.
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En copa, son varias las características que los delatan. Primero su turbidez, que contrasta con los siempre impecables espumosos como champagnes, cavas o proseccos.
También porque tienden a ser jugosos y fáciles de beber, además de que se pueden producir en cualquier latitud, y con cualquier varietal, por lo que puedes encontrar pét nats blancos, rosados, tintos o naranjas.
Y, a falta de regulaciones, los productores de estos espumosos han dado paso a la experimentación. La consecuencia ha sido una diversidad de resultados tan interesantes como divertidos.
Pero un pét nat va más allá de su proceso y de sus características organolépticas; es mucho más que un vino en tendencia y que permite a productores pequeños experimentar. Es la forma de poner a los espumosos en donde debieron estar siempre: en todas las mesas, cualquier día de la semana. Porque este vino, además de saber posicionarse en las tendencias, se ha colado en los menús de los restaurantes a precios mucho más accesibles que cualquier champagne.
De paso, nos demostraron que se vale disfrutar de un producto hecho a pequeña escala y de manera artesanal en un ambiente sin pretensiones. Claro que, para entenderlo mejor, hace falta beberlo, pero aquí una radiografía de las burbujas hípsters.
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