¿Sabías que la espirulina era un alimento indispensable para los aztecas? Conoce la historia detrás de este suplemento repleto de beneficios
Hace muchos años en el lago de Texcoco, los recolectores encargados de obtener algas lanzaban sus mallas al agua, juntaban el tecuitlatl -como se le conocía a esta variedad- y construían pequeñas tortitas de este ingrediente para venderlas en el mercado de alimentos.
Hoy, la espirulina es considerada un superalimento cargado de beneficios para la salud y ha cautivado a culturas de todo el mundo. Esta variedad llamada A. maxima, es originaria de las América y solía encontrarse en las aguas de lagos y canales como una alfombra que tapizaba el fondo.
Su historia se remonta a tiempos antiguos y está registrada en diversos diarios de viaje y crónicas de la conquista, en las que mencionan que las civilizaciones mesoamericanas aprovechaban las propiedades nutricionales de esta alga, como un sazonador que reemplazaba la sal en diversas preparaciones. Considerada como una fuente de fuerza y vitalidad, era un elemento crucial que aportaba proteína y vitaminas en la dieta de estos pueblos.
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La espirulina es una fuente excepcionalmente rica en nutrientes y antioxidantes. Contiene todos los aminoácidos esenciales y es especialmente conocida por su alto contenido de hierro, vitamina B12 y betacaroteno. Además, se ha demostrado que el consumo regular de espirulina puede promover la salud cardiovascular y fortalecer el sistema inmunológico.
Si bien, su cultivo ya no es tan popular en nuestro país, la espirulina se produce en piscifactorías internacionales controladas para garantizar su pureza y calidad. Y ya no la encontramos en aquellos ladrillos que se vendían en el mercado de Tlatelolco, pues de manera práctica se seca y se procesa en polvo o tabletas para facilitar su consumo.
Es tan sobresaliente, que durante los años ochenta se propuso que formara parte de los alimentos de las misiones espaciales de la NASA y la Agencia Espacial Europea, considerando su cultivo y practicidad.
Definitivamente debemos apreciar profundamente a este ingrediente que hoy es parte de batidos, jugos, barras energéticas, y recordar que su historia arraigada en la antigua sabiduría de las civilizaciones prehispánicas es igual de valiosa que su perfil nutricional.
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