El nombre de la marca, Tendajón de Barro, rememora un pasado que se recuerda con cariño, pues hace referencia a una pequeña tienda de abarrotes que se ubicaba en la comunidad de Miahuatlán.
Eide Sosa Ceda
La alfarería es uno de los oficios más antiguos en la historia. Surge de la necesidad de crear objetos utilitarios para el día a día, pero con el paso del tiempo, también abarca piezas ceremoniales y ornamentales que fueron conformando el entretejido cultural de comunidades en distintos rincones del mundo. En México se ha conservado la producción de estas piezas gracias al trabajo de artesanos que han pasado su conocimiento de generación en generación, como en el estado de Oaxaca, uno de los principales productores de la República Mexicana con unos 70 poblados que se dedican a la creación y comercialización de piezas de barro.
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Precisamente con la intención de promover y mantener la tradición alfarera de Yojuela, comunidad localizada en la Sierra Sur del estado de Oaxaca, es que en el año 2019, Elia, Arturo y Carlos deciden fundar Tendajón de Barro, un proyecto que busca mantener vivo el arte de convertir la arcilla en piezas útiles con un encanto único, al tiempo que se reconoce el trabajo de las y los maestros alfareros de la región como una actividad artística, pero también redituable.
El tendajón de la cuadra
El nombre de la marca, Tendajón de Barro, rememora un pasado que se recuerda con cariño, pues hace referencia a una pequeña tienda de abarrotes que se ubicaba en la comunidad de Miahuatlán.
Además, “tendajón” es el término que hace unos ayeres se les daba a este tipo de establecimientos, y que todavía se sigue utilizando en algunos poblados. Además de Carlos, Elia y Arturo, este proyecto se sostiene gracias al trabajo de nueve maestras alfareras y cuatro maestros alfareros, todos ellos comprometidos con el respeto a las tradiciones de su comunidad y con la difusión del trabajo artesano.
El proceso creativo comienza con un bosquejo en papel que se comparte con el artista seleccionado para darle vida a la pieza, quien posteriormente complementa y brinda nuevas ideas que ayudan a definir con exactitud las formas y medidas. El método utilizado en la comunidad de Yojuela para la creación de cada pieza de barro, es la de modelado a mano y vaciado, y la materia prima es arcilla local que se obtiene de un cerro cercano. Al ser un proceso artesanal el tiempo de elaboración puede variar entre dos y seis semanas, dependiendo del tamaño y la complejidad de la pieza, pero también de la época del año, ya que cada una de ellas se debe secar al sol.
La técnica de pintado de las piezas es uno de los diferenciadores. Para dar el característico color negro se utiliza un tinte natural a base de corteza de encino y una pequeña rama con la que se dan golpecitos a la pieza para que el pigmento se vaya adhiriendo a ella. Al finalizar, cada diseño es único, pues imprime el estilo artesanal de su creador.
Al mismo tiempo, en Tendajón de Barro se realiza un trabajo de curaduría de piezas de la comunidad de Santa María Atzompa y Santo Domingo Tonaltepec.
Desde un juego de vajilla hasta una maceta con rostro, las piezas de Tendajón de Barro son, sin duda, pequeñas obras de arte que brindan un toque de armonía y tradición a los espacios. “La idea de nuestros modelos es precisamente que un cachito de Yojuela se vuelva parte de tu rutina y que aligere los días ajetreados.
Nos gusta pensar que volteas a ver tu espacio favorito, en donde habita una de nuestras piezas y todo parece volverse más tranquilo”, comenta satisfecha Elia.
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Tendajón de Barro
@tendajondebarro
tendajondebarro.com
Anfora Studio, diseño y gastronomía
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