El mundo del vino está repleto de apasionantes historias gracias a la naturaleza de este producto del campo. El origen de la bodega Emilio Moro, es la muestra de que no se puede separar el vino de los sentimientos del corazón.
El amor por el vino es algo que pasa de generación en generación. Hoy, la bodega, que tuvo su origen desde 1891, cuando don Emilio Moro nació rodeado de viñedos, está a cargo de la tercera generación de la familia.
Como si la vid entrelazara entre sus ramas los sueños de dos visionarios, su hijo, Emilio Moro, un hombre enfocado en el vino, conoció a Felisa Espinosa, la mujer con la que compartió su vida y el mismo interés por este elixir. Juntos continuaron un legado que compartieron con el mundo entero.
La historia comenzó en Ribera del Duero, donde se entregaron al trabajo vinícola. Este esfuerzo en conjunto, permitió que la Bodega Emilio Moro fuera de las primeras en obtener la Denominación de Origen, dando a conocer la calidad y complejidad de los vinos de la región.
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Emilio y Felisa fueron pilares fundamentales en el viñedo y realizaron una labor que dejó huella en la industria.
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Los dos vinos de la bodega que llevan sus nombres representan esta aventura que compartieron. De tono granate vivo, Emilio Moro, un tempranillo que embotella la frutalidad original de la uva y un cuerpo sedoso, perdura en boca con su elegancia. La Felisa, por su lado, destaca por la pureza e intensidad gustativa. Este vino es además, la primera etiqueta vegana y libre de sulfitos de la marca, una característica especial que es evidencia del respeto por el producto.
💕Como las verdaderas historias de amor, el fruto del profundo cariño al campo y el arduo trabajo fue único. Basta con degustar cualquier vino de esta casa vinícola para apreciar la magia.
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