✍🏻 Andrés Ramírez
La historia del vino en México es un relato de conquistas, prohibiciones y resurgimientos. A lo largo del tiempo este ha formado parte del desarrollo cultural y gastronómico del país
Con la llegada de los españoles a América en el siglo XVI, México no solo adoptó nuevas creencias y tradiciones. Sino también una amplia variedad de productos y prácticas que transformaron la forma de vivir de las personas. Así comenzó la historia del vino en México, con la introducción de la vid y el inicio de una tradición que sigue vigente hasta el día de hoy.
El cultivo de la vid es un legado agrícola que revolucionó la forma de trabajar la tierra y la producción de bebidas. Al establecer la colonia, Hernán Cortés ordenó plantar vides para el abastecimiento de vino en la región.
Las principales variedades de uvas introducidas fueron la Garnacha, la uva Misión y la Tempranillo. Cepas que se adaptaron perfectamente a las condiciones del territorio, el suelo fértil y el clima cálido mexicano. Las primeras plantaciones se establecieron en Baja California, donde rápidamente se expandieron a Puebla y Zacatecas.
Como la religión era uno de los temas más importantes del momento, estas plantaciones estaban principalmente dedicadas a la producción de vino con fines litúrgicos. Es decir, para la consagración. Sin embargo también estaba destinado para el consumo de los conquistadores.

El proceso de producción del vino dio pie a la elaboración de otros destilados, especialmente de aguardiente hecho a base de agave, siendo esta bebida la precursora de lo que hoy conocemos como tequila.
La prohibición y el declive
El rápido crecimiento de la industria vinícola en la Nueva España, y la popularización de esta bebida no pasó desapercibido para la corona española. Para mediados del siglo XVII la producción local había alcanzado a la producción española, dejando de importar vino y convirtiéndose en su competencia directa.
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Esto alertó a los reyes y en 1595, Felipe II ordenó prohibir la plantación de vid en la Nueva España y la destrucción de muchos viñedos existentes. Sin embargo, y como lo mencioné antes, el vino era un elemento básico para las labores de predicación por lo que algunos viñedos tuvieron que mantenerse para proveer esta necesidad.
Uno de estos viñedos fue Casa Madero, fundada en 1597 en el Valle de Parras, Coahuila. Es un ejemplo de resistencia y actualmente es considerada la casa productora más antigua de América Latina. A pesar de esto, el vino perdió relevancia y se convirtió en un producto secundario en relación a otras bebidas.

El resurgimiento del vino
Con la independencia de México en 1821, se eliminaron las restricciones impuestas por España. A pesar de ello, la inestabilidad política del país no permitió que la industria del vino resurgiera tan fácilmente. Fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX que el vino en México empezó a rescatarse, principalmente en Baja California.
Durante el Porfiriato, con la innovación europea se introdujeron técnicas modernas para la agricultura, especialmente para la vinicultura nacional. La introducción de cepas francesas y nuevas tecnologías ayudaron a mejorar la calidad del vino mexicano. El establecimiento de bodegas como L.A. Cetto y Santo Tomás sentaron las bases para la industria contemporánea.
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Un presente prometedor
Hoy en día, México cuenta con más de catorce estados productores de vino incluyendo Baja California, Coahuila, Querétaro, Guanajuato y Aguascalientes. El Valle de Guadalupe se ha posicionado como la región vinícola más importante del país, atrayendo la atención de expertos y aficionados a nivel mundial.

La diversidad y calidad otorgados por la riqueza geográfica del país destacan al vino mexicano. El suelo y clima que ofrece son únicos y permiten el cultivo de una amplia variedad de uvas como: Nebbiolo, Cabernet Sauvignon y Chardonnay. Gracias a la exposición solar, estas alcanzan la maduración deseada dando lugar a vinos con una fuerte concentración de aromas, cuerpo y estructura.
En comparación con otras potencias vinícolas, México ha apostado por la innovación y excelencia que destacan a los vinos del nuevo mundo. Se combinan técnicas tradicionales con métodos modernos, una evolución que que refleja la identidad, carácter y riqueza de la tierra que lo produce.
De ser una tradición interrumpida por siglos, la historia del vino en México ha logrado no solo recuperarse, sino posicionarse como un referente internacional. Con innovación, sustentabilidad y pasión, el vino mexicano está listo para escribir los siguientes capítulos de su historia.
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