Las botellas y el vino 

Hace 5 mil años empezamos a trabajar el vidrio. Para el año 200 aC modificamos su técnica con el soplado a caña, dando lugar a las primeras botellas de vidrio. Desde entonces éstas han sufrido modificaciones tanto en su química como en su forma, dando lugar a las botellas modernas.

Hoy, las botellas tienen una composición de arena de sílice, carbonato de sodio, caliza, y algún mineral que le proporciona el color característico. Puede ser óxido de hierro (azul-verdoso), azufre-hierro y carbono (ámbar-negro), cobalto (azul) o magnesio (violeta), pero todas estas tonalidades tienen un fin último: proteger a las botellas de vino de los rayos ultravioleta que emite el sol. El espectro lumínico de la UV (100-400 nm) afecta directamente a los colores rojos en la naturaleza, como los antocianos en los vinos tintos, generando una foto-asimilación alta de UV entre 8-10, lo que hace que los átomos se degraden perdiendo el color gradualmente o degradándolos a un color menos absorbente, como el naranja.

Existen botellas que no tienen coloración y dejan ver la tonalidad del vino como detalle de marketing. Éstas son adecuadas para los vinos blancos que no tienen pigmentación roja por lo que la absorción UV es baja, y para los vinos rosados que sí tienen afectación de los UV, pero se deben consumir rápido.

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Finalmente, la forma ha variado durante los años: con hombros para Burdeos, sin hombros en Borgoña, la alsaciana tipo flauta, aquella que resiste presiones, la champañera, por dar algunos ejemplos. Hoy, las botellas son más modernas, con formas troncocónicas, amorfas, con cuellos altos, redondas de fondo o con mucho vidrio. Pero todas ellas deben tener una coloración verdosa, azul, o negra para hacer un filtro efectivo sobre los rayos ultravioleta. Estos adelantos llegan hasta los vidrios de las cavas donde guardamos los vinos, que tienen un filtro UV que evita el paso de esta radiación (en algunos casos hasta el 90%), evitando así que los vinos evolucionen hacia colores no deseados o que se altere la evolución con sedimentos a corta edad por polimerización de taninos y antocianos. Ahora ya sabemos algo más de las botellas.

Un abrazo