Tras un año de pulir un formato itinerante en torno al vino natural, los integrantes de Ganso Wine Club nos cuentan cómo se han involucrado en esta industria experimentando desde la intuición.
Milena González
En cuestión de un pestañeo, ya nos encontramos rodeados de wine bars, que más allá de ser establecimientos especializados, se concibieron como espacios para socializar. Aunque cubren una demanda específica, el público que busca indagar en el vino de una forma un poco más cautelosa y con intenciones de aprender (o hasta divertirse en el proceso), sigue interesado en acercarse a un lugar que no lo intimide. Aquí entra el Ganso Wine Club.
Cultivar desde el instinto
Diez personas, una breve selección de etiquetas elegidas desde una corazonada y la sala de una casa, dieron inicio a este pop–up itinerante único en su especie. El propósito y la intención de esa primera vez se mantienen intactos, pues parten de una premisa clara: darle la espalda a toda la rigidez con la que se presenta la industria del vino y acercarse desde lo que favorezca al paladar.
Poli, Mariana y Rico, son la columna vertebral de este proyecto que opera, entre otras cosas, como una plataforma que visibiliza al vino de todas las latitudes, en muchas oportunidades, y planteados localmente. Proyectos como Rosadito, Weyne, Vinos Chidos, Taller Vivo, La Rimessa, entre otros, forman parte esta familia extendida. “Crecimos con amigos, y es a través del experimento que esta versatilidad nos permite producir eventos de todo tipo —catas, fiestas, maridajes— en cualquier lugar, y adaptarlos al concepto que queramos”, afirman.
Del club a la comunidad
Parte de éxito de Ganso radica en quienes han sido capaces de experimentarlo en vivo, pues se mantienen fieles al azar; aunque por extensión, el wine club se ha convertido en una comunidad más allá de la relación con el consumidor. Tras visitas espontáneas a viñedos en Baja California y Portugal, los fundadores de Ganso se han permitido una visión más amplia del producto que manipulan. “Tratamos de incorporar a los productores a los eventos. Nadie conoce el resultado como ellos”, reconocen.
Un factor diferenciador clave en el mundo de los vinos naturales es el aspecto visual que los caracteriza. Etiquetas llenas de ilustraciones y espontaneidad siempre los harán fácilmente identificables. Te puedes dejar llevar por la etiqueta, el color, el hype… pero al final del día el sabor y cómo se desarrolla el vino una vez abierto, siempre será una sorpresa.
Qué probar
- Vino mexicano: Bichi Wines Pet-Mex 2020.
- Vino portugués: Nat Cool Tinto Dao.
- Vino francés: Sylvain Pataille Bourgogne Rouge.
Síguelos y forma parte de la comunidad: @ganso.wineclub
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