✍🏻 Andrés Ramírez
Conoce cinco alimentos milenarios que fueron olvidados, pero hoy siguen vigentes para recordarnos que el alma y el cuerpo se deben nutrir
Existen alimentos que guardan siglos de historia y nos han acompañado desde hace milenios. Los alimentos milenarios son aquellos que fueron parte esencial en la alimentación y vida diaria de las civilizaciones prehispánicas. Estos no solo nutrían al cuerpo, también tenían un valor espiritual, eran usados en rituales y eran simbólicos. Hoy, muchos de estos han quedado en el olvido o su uso ha sido limitado.
A pesar de haber sido clave para sostener sociedades completas, existen distintas razones por las cuales fueron relegados. La colonización, cambio de hábitos, industrialización y desconexión con nuestras raíces son solo algunas. Sin embargo, en los últimos años, algunos de estos alimentos han regresado, reivindicando su valor nutricional y cultural.
Amaranto
Uno de los ejemplos de alimentos milenarios más conocidos es el amaranto. Pilar tanto en la dieta mexica como en su religión. Este era cultivado y mezclado con miel de maguey, similar a las alegrías modernas. El consumo de este fue prohibido por los españoles debido a su relación con rituales indígenas.

Nutricionalmente, este aporta proteína, calcio, hierro, vitamina A, B y C. Actualmente, es usado en harinas, licuados, alegrías, atoles y panes, destacando entre aquellas personas que buscan una opción alterna al gluten.
Tzompantle
El tzompantle o flor de colorín es otro alimento milenario olvidado. Esta era fundamental en la zona sur del país. Esta flor florece en primavera y era usada para hacer tamales o sopas. Se le atribuían propiedades calmantes y se usaba para combatir el insomnio. Tiene un alto contenido de vitamina C y hierro. Actualmente, es poco común encontrarla en la gastronomía, pero en comunidades rurales sigue estando presente.

Espirulina
También conocida como tecuitlatl por los mexicas, la espirulina es un tipo de alga que era recolectada a orillas del lago de Texcoco. De color verde azulado, esta tiene aminoácidos, calcio, fósforo y efectos antiinflamatorios. Era usada como fuente de energía para los guerreros y era consumida junto con tortillas de maíz.
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Debido al drenaje de los lagos en la Ciudad de México, esta fue olvidada. Pese a esto, en la década de los años sesenta resurgió y actualmente se consume en polvo como aditivo para batidos o suplemento alimenticio.

Chía
La chía, que más allá de ser un ingrediente para el agua de limón, tiene una historia más profunda. Esta era uno de los cultivos más importantes en la época prehispánica, junto con el maíz o el frijol. Una cucharada de esta era suficiente para resistir una larga caminata. Estas semillas tienen una alta concentración de omega 3 y fibra. En la actualidad, está presente en aguas, granolas y yogures.

Aguautle
Por último, uno de los alimentos milenarios más curiosos es el aguautle, también conocido como caviar del lago. Este son los huevos de un insecto acuático, parecido a un mosquito, llamado axayácatl. Era recolectado en las chinampas del lago de Texcoco, ya que contiene un alto valor de contenido proteico y era fácil de transportar. Su sabor es algo salado, lo que le agrega un toque especial a cualquier platillo. Hoy se consigue en mercados o ferias tradicionales del Valle de México.
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Más que rescatar estos alimentos milenarios por moda, es una forma de reconectar con la cosmovisión ancestral. Reconocer aquellos productos que nos da la tierra para nutrir el cuerpo y la cultura. Cada uno de estos representa la adaptación al entorno, respeto por la naturaleza y sabiduría alimentaria. Mantenerlos vigentes es recordar, validar y mantener viva nuestra historia.
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