Platicamos con Myriam Ruiz, parte del equipo de vinos 200 Monges, sobre la rica historia de la bodega, el esfuerzo que hay detrás de cada botella premiada y el paisaje natural que se convirtió en su hogar
Ubicada en el corazón de Albelda de Iregua, La Rioja, Bodegas Vinícola Real se alza como un testimonio de la unión entre la historia, la cultura y la viticultura. Desde su creación en 1992, cuando Miguel Ángel Rodríguez comenzó a excavar la bodega en el terreno arcilloso de esta localidad, la vinícola ha destacado por su enfoque en la tradición y la autenticidad, características que se reflejan en sus vinos icónicos, como los de la familia 200 Monges.

Para contarnos lo que mueve a esta bodega platicamos con Myriam Ruiz, Export Manager de la marca y apasionada del vino, quién con una copa en mano dentro del restaurante Puntal del Norte nos compartió su experiencia dentro del pequeño equipo que ha creado un proyecto enorme con gran esfuerzo.
“Es una bodega familiar que comenzó a producir vino para consumo propio y que hoy está presente en 40 países. Como los vinos son tan reconocidos, la gente piensa que es una bodega grande, centenaria, pero tenemos 30 años. El dueño es el enólogo y el fundador. Estamos muy orgullosos del reconocimiento que se le ha dado a nuestro trabajo”

El nombre 200 Monges es un tributo a los monjes del desaparecido Monasterio de San Martín de Albelda, quienes en el siglo X dedicaron su vida a preservar la cultura y el conocimiento. Este homenaje no solo queda plasmado en el nombre, sino también en la esencia de la bodega pues buscan salvaguardar la esencia de La Rioja y su historia.
Te podría interesar: 7°Festín Rioja: entre la gastronomía mexicana y los vinos de Rioja
Además, si estabas buscando un pretexto para ir a conocer la vinícola, está construida a través de la montaña. Dentro de estas cuevas excavadas se dan las condiciones perfectas para conservar el vino, ya que se conserva la misma temperatura tanto en verano como en invierno. Así, sin apoyo de maquinaria, todo se conserva a 17° C y la humedad es regulada mediante las filtraciones naturales de la propia montaña.

“Es indispensable visitar la bodega, dentro tenemos una reproducción del Códice Albeldense escrito por los monjes del monasterio de San Prudencio de Monte Laturce en ahí en Albelda de Iregua, un manuscrito que contiene la primera mención de los números arábigos en Occidente. Y la parte de las cuevas es una visita obligada”
Su filosofía de vinificación se basa en la comprensión profunda del paisaje y la conexión entre el hombre, la naturaleza y la historia del lugar en el que se encuentran. Por ello, cultivan viñedos viejos con métodos tradicionales y sostenibles, evitando productos químicos sistémicos y abonando orgánicamente. Este enfoque asegura que cada grano de uva refleje fielmente las características únicas del viñedo de donde proviene.
La recuperación de viñedos antiguos y variedades locales permite a la bodega crear vinos con máxima expresividad y autenticidad. Además, su modelo de viticultura ecológica y de baja intervención respeta la biodiversidad y la historia del suelo, generando vinos que cuentan una historia en cada sorbo.
Te podría interesarte: Repaso por Rioja
Gracias al aprovechamiento de su entorno y el amor por el vino, actualmente tiene uno de los vinos blancos más premiados, que han perfeccionado tras priorizar la longevidad del vino como si se tratara de un tinto. Elaborado con uvas selectas para garantizar su evolución en botella, es una prueba de la ambición en crear un vino fresco y elegante con gran potencial. Mientras degustamos una copa del Vino Cueva del Monge Blanco, Myriam nos cuenta que la intención de crear esta etiqueta insignia comienza desde la creación de la bodega, buscando marcar la diferencia.


En compañía de Julián Guenechea y Jon Arrozpide Goigoechea, parte del equipo del restaurante Puntal del Norte que realiza una propuesta tradicional española con ingredientes de alta calidad y frescura, el vino armoniza con los sabores del mediterráneo. Y es que esta etiqueta elaborada con un estrujado suave para extraer los compuestos aromáticos del hollejo, culmina en un vino de color dorado brillante, equilibrado y fresco, que se disfruta mejor con buena compañía.
“Yo voy a las ferias en las que se degustan vinos de la bodega y la gente llega directamente a buscar esta etiqueta. Se corre la voz de que lo tenemos disponible y me piden que les deje probar el blanco. No tenemos competencia, ¿en quién nos vamos a comparar si no hay manera? Puedes irte a Francia a buscar el Chablis, pero no vas a encontrar nada en Rioja”
La familia de vinos 200 Monges representa el resultado de la dedicación y el tiempo. Estos vinos de larga guarda aprovechan el paso de los años para ganar en complejidad y madurez, expresando de manera única la riqueza del paisaje riojano. Cada botella cuenta una historia sobre el equipo de personas enamoradas del entorno y del respeto por sus raíces, alcanzando un equilibrio perfecto entre tradición e innovación.
Te podría interesar: La influencia del suelo en el viñedo

Como prueba cuentan con la etiqueta 200 Monges Reserva, una crónica sobre el recorrido de este proyecto familiar que se puede saborear en boca. Premiado por su extraordinaria calidad, celebran el compromiso con la excelencia que los ha dirigido durante todo este tiempo.
El proceso de elaboración de este vino combina precisión y un enfoque artesanal que resalta la calidad de cada botella. La vendimia manual se realiza en pequeñas cajas, asegurando el manejo cuidadoso de uvas. Posteriormente, el vino envejece en barricas nuevas de roble francés y americano, seguido de un periodo de reposo en depósitos antes de ser embotellado.
De este vino, se seleccionaron cuidadosamente 250 barricas para crear botellas estándar, mágnums y doble mágnums, lo que demuestra el enfoque meticuloso y exclusivo de esta producción.
Además, las etiquetas de vendimias históricas que hoy están listas para disfrutar son un verdadero despliegue del amor por el viñedo. La Gran Reserva 1994 es una muestra de ello, un vino que habla sobre los desafíos superados durante los 30 años que la bodega se ha desarrollado.

Esta y el resto de las etiquetas de Vinícola Real son una auténtica muestra de amor a La Rioja y su rica tradición, que vale la pena conocer para apreciar el terruño del que hablan. Con cada botella transmiten lo que verdaderamente es el vino, un producto honesto de la tierra que encierra relatos familiares, años de trabajo, cuidado del entorno y una promesa para el futuro.
🍷 Conoce más sobre sus vinos en el sitio web, o sigue la historia de 200 Monges en las redes sociales.
No Comment! Be the first one.