Pilar Meré nos da algunos tips para tener un excelente maridaje con asado, ¿listo para ponerlos en práctica?
Los asados son el pretexto ideal para reunirse en familia, con amigos o con la pareja para disfrutar de la convivencia y conversaciones que se alargan hasta el anochecer. Aquí te dejo las mejores recomendaciones para un maridaje con vino.
La gastronomía lleva la batuta
El plato es el que define la elección del vino. Como regla general, nunca serviremos un vino con mayor cuerpo precediendo a uno más ligero, ya que correríamos el riesgo de que el segundo vino resultase insípido a los paladares de nuestros comensales.
Equilibrio y peso entre el plato y el vino
El peso de un plato está definido por la base del mismo: los ingredientes, el método de cocción, el salseado, la intensidad de los sabores e incluso la mayor o menor dificultad con la que lo digerimos.
En el caso de los vinos, el peso está determinado por el cuerpo y la intensidad del sabor. Esto, a su vez, está definido por la cepa, la región, el terroir, el contenido en alcohol, la concentración de taninos, la acidez y la crianza en barrica.
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Por lo general, acompañaremos las entradas y los primeros platos con vinos blancos o rosados, seguidos de vinos tintos jóvenes, tintos más maduros y finalmente, rematemos el menú con vinos generosos y dulces.
Armonización o contraste
En el maridaje por armonización intentaremos que los platos y el vino se complementen. Para ello, debemos prestar atención a las sensaciones que nos producen los vinos y los alimentos. Podemos asociar por color, temperatura, textura o sabores.
En el maridaje por contraste haremos lo contrario: buscar el equilibrio entre platos y vino a través de las sensaciones opuestas que nos ofrecen. Por ejemplo, una carne roja preparada de forma sencilla, con una guarnición poco elaborada, nos da la oportunidad de abrir un vino con más cuerpo y complejo, como un buen crianza o un reserva.
Confía en tu gusto personal
El maridaje es una cuestión de gustos. Al final, todo va a depender de nuestra propia experiencia. Una regla de oro: elige un vino que te guste beber solo.
Por cierto, el vino, además de tener la función de ofrecer una mejor experiencia gastronómica, ayuda al proceso digestivo, combate las grasas ingeridas y disminuye los niveles de azúcar en la sangre gracias a la gran cantidad de antioxidantes que aporta, en especial al resveratrol que contienen los tintos.
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