En cada vino hay un universo de posibilidades, y también ahí existen el presente y el futuro. Estas son las nuevas tendencias.
Antonio Balassone
Para hablar de tendencias en el consumo de vino, es necesario aplicar una regla esencial del 2023: ser honestos. Esto debido a que la preferencia del consumidor por los productos locales ha hecho que la industria comience a ser más consciente y empiece a valorar lo que está a la mano.
Esta preferencia se traduce en un cambio en el consumo de vino: la presencia de rosados ha crecido en los últimos años, así como la búsqueda de productos frescos, jóvenes y fáciles de beber. Además, un estilo que se posiciona cada vez mejor es el de los vinos blancos y secos, así que olvidémonos de los Chardonnays mantequillosos y con miles de años en barrica. Otro producto que adquiere cada vez mayor protagonismo en los anaqueles es el vino naranja, que impone tendencia. En boca de todos (literalmente), están los vinos naturales, que gustan al consumidor porque involucran viñas que cuentan historias.
Los días de barricas intensas ya quedaron atrás; ya no es necesario complicarnos escogiendo etiquetas y abriendo botellas sumamente costosas que no sabemos siquiera si nos van a gustar. Y esta preferencia va de la mano con lo que vemos en la mesa: menos carne y más verduras. Además, es cierto que más personas beben vino que antes, por lo que la practicidad y el precio son claves. ¿La respuesta? El vino en lata.
Deseándoles una primavera burbujeante y ligera, me despido.
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