Ancestral, tradicional y medicinal. Así es el pox, el destilado chiapaneco que debes conocer
El pox es mucho más que una bebida. Para los antiguos mayas, este producto era una medicina para el alma, y se consumía por sus beneficios para la salud y con fines ceremoniales. De hecho, su nombre viene de ahí, de la palabra medicina en tzotzil y tzetzal.
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El pox es un destilado que se hace con maíz, trigo y piloncillo, y se prepara en Chiapas. Al día de hoy, su elaboración sigue siendo artesanal, y son las comunidades descendientes de los mayas que lo elaboraban hace años quienes lo preparan actualmente, pues se trata de un oficio que se transmite de generación en generación.
San Cristóbal de las Casas y San Juan Chamula son los municipios chiapanecos que destacan en la producción de pox, y ahí se consume de manera cotidiana pero también forma parte indispensable de las fiestas y celebraciones, desde bautizos y bodas hasta velorios. Pero además de su consumo diario y festivo, sigue teniendo esa connotación medicinal: uno o dos caballitos para curar los males.
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Para elaborar el pox se dejan secar las mazorcas de maíz que luego se desgranan y se muelen para pasar a fermentación. Después se mezclan con el trigo y el piloncillo o panela, este último, muestra de la herencia del trabajo de la caña de azúcar en la zona.
La forma más común de consumir el pox es derecho, y en su versión joven. Existen algunos ejemplos de pox reposado, pero no son nada comunes. También se suelen macerar con hierbas o frutas como mango, higo, canela o hierbabuena. Pero nuestra recomendación si vas a probar este destilado por primera vez es que lo pruebes solo, para que no te pierdas su nota inconfundible: ese aroma a tortilla quemada.
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