Si hay algo fundamental para la elaboración de un vino es la tierra de la que proviene. Te contamos de la influencia del suelo en el mundo del vino.
¿Has oido hablar de las tierras arcillosas, calcáreas, aquellas llenas de arena, o las de perfil de pizarra? La tierra donde nace la vid juega un papel crucial en la calidad y el carácter de los vinos. Según el material del suelo, será el aporte de nutrientes, drenaje y condiciones para el crecimiento de las raíces, lo que se reflejará en los sabores y aromas de los frutos.
Es por ello, que el secreto de un vino es el suelos del que proviene. Cada terruño marca la personalidad de los viñedos, por lo que las regiones más populares se caracterizan por tener ciertos elementos en las etiquetas que se producen en la región.
Seguramente has oído de los campos calcáreos, característicos de regiones como Burdeos y Champagne, que aportan una mineralidad única y una estructura elegante. O de los suelos arcillosos, presentes en zonas como Toscana y Rioja, caracterizados por retener la humedad y nutrir las vides, produciendo vinos con cuerpo y suavidad en boca.
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Podemos pensar en los suelos arenosos, comunes en regiones como el Valle del Ródano y la región de Marlborough en Nueva Zelanda, permiten un excelente drenaje y favorecen la maduración temprana de las uvas, dando lugar a vinos frescos y afrutados.
En contraste, las pizarras de la región del Mosela en Alemania y el Priorat en España otorgan a las uvas un carácter mineral y una complejidad única, reflejada en vinos intensos y con gran capacidad de envejecimiento.
En México, los viñedos del Valle de Guadalupe en Baja California destacan por sus suelos arenosos, influenciados por la salinidad del clima de esta región. Mientras que Querétaro, los viñedos se encuentran en suelos de roca marga que brindan elegancia y frescura a los vinos blancos y espumosos de la zona.
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Por otro lado, en Zacatecas, los viñedos se asientan en suelos ricos en hierro que contribuyen a la estructura y complejidad de los vinos producidos allí. En Coahuila, los viñedos están en suelos de origen sedimentario y calcáreo, que aporta a los vinos de la región una mineralidad y tipicidad únicas.
La rica diversidad de suelos se extiende por todo el mundo, y gracias a ellos podemos sentir en boca su propia influencia, creando una riqueza de estilos y sabores en los vinos que disfrutamos.
Al final, estas diferencias son un testimonio de la complejidad y la belleza de la viticultura. El proceso natural en el que las raíces de las vides interactúan con el contenido del suelo en el que crecen da origen a vinos excepcionales y únicos en su carácter.
No por nada aquellos expertos en la vid deben estudiar cada detalle detrás de la tierra, su relación con el clima, la altitud que mantiene el campo y las peculiaridades de las uvas. Pues para realmente entender una estilo, una región o una varietal es esencial conocer los diferentes terroirs, adentrarse en un mundo de sabores, aromas y emociones.
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