El 16 de agosto se celebra el Día Mundial del Ron, una bebida que captura la esencia del Caribe y Sur de América.
La historia del ron es tan antigua como la de la invasión europea al continente. Los primeros exploradores europeos en llegar al Caribe trajeron consigo cañas de azúcar principalmente para obtener el endulzante. Pero con el paso del tiempo se descubrió una manera de hacer un delicioso destilado a partir de la fermentación y posterior destilación de la melaza, un subproducto de la producción de azúcar.
Al ser un destilado que se produce en más de 40 países entre Caribe y América del Sur, es posible encontrar un sin fin de marcas, prácticas y matices de aromas y sabores.
Hoy encontramos desde los rones blancos que no permiten maduración en barrica, hasta aquellos que han pasado años en ellas adquiriendo aromas, sabores y colores característicos. Además, también existen marcas que prefieren hacer sus mezclas propias para crear perfiles únicos.
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En México la historia del Ron inicia con Hernán Cortés, quien trajo las primeras cañas de azúcar desde Cuba al país. El clima favoreció su crecimiento y se empezaron a elaborar aguardientes de caña de azúcar durante la Colonia, pero para el siglo XVI, Carlos V lo prohibió en la Nueva España por considerarlo dañino para la salud. La prohibición no duró más de dos siglos, pues para el XVIII se volvió a permitir su producción.
Pero no fue hasta el siglo XX cuando la Revolución Cubana trajo al territorio marcas exiliadas que encontraron en México un increíble aliado, no sólo para la producción sino para el consumo del ron. Previo a este periodo histórico surge un clásico de la coctelería: la Cuba Libre.
Los soldados estadounidenses que apoyaron al ejército cubano en su lucha contra el español a finales del siglo XIX, empezaron a pedir en la isla el ron blanco acompañado con Coca-Cola. La nombraron “Cuba Libre” en honor al resultado de la guerra.
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Regresando a la segunda mitad del siglo XX, se popularizó en el país el cóctel antes mencionado, servido en un vaso highball, con abundante hielo, el ron como base –principalmente blanco– refresco de cola y un chorrito de limón. Y si se desea campechana, puede agregarse también un toque de agua mineral.
Ahora, el país se posiciona como un atractivo mercado para las marcas de ron, entrando en una fase Premium, en la que las marcas internacionales introducen sus mejores etiquetas al país.
Si bien en México tenemos la costumbre de tomarlo más en cócteles clásicos como la ya mencionada Cuba Libre o el Mojito, ahora los bares más populares del país que destacan en la escena global lo introducen a sus cartas en ingeniosos y deliciosos cócteles y las grandes marcas nos invitan a disfrutarlo sólo, en las rocas o incluso en compañía de un buen cigarro.
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