Cara a Cara es un nuevo mezcal que busca fortalecer a los habitantes de San Dionisio Ocotepec y cuidar de su agua.
Cuando hablamos de crisis hídrica pensamos en muchos aspectos de nuestra vida menos las bebidas que consumimos. Es común pensar en fugas de agua en la casa, en dejar la llave abierta cuando no la necesitamos o incluso no darle un uso responsable al vital líquido. Pero pocas ocasiones nos detenemos a pensar cuánta agua se necesita para elaborar nuestras bebidas favoritas, incluido el mezcal.
La historia de Cara a Cara se remonta a la pandemia. Jessica Pogranyi y Miguel Albarrán se encontraban explorando las carreteras de Oaxaca cuando decidieron detenerse a tomar un descanso. Ahí se les ofreció probar un mezcal, el cual les encantó. Solicitaron visitar el palenque donde se había hecho y al llegar se dieron cuenta que estaba en el abandono.
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El maestro mezcalero Bacilio les contó que la sequía había impedido que la producción continuara, tuvieron que migrar a otra zona y el mezcal se detuvo. Fue ahí donde Jessica y Miguel reflexionaron sobre la importancia del vital líquido para la producción de esta ancestral bebida. Por cada litro de agua se utilizaron 30 litros en el crecimiento de la planta y su producción. La falta de agua no sólo era un problema para esta comunidad por su uso cotidiano, también había afectado su economía.
Fue ahí cuando en conjunto a Don Bacilio y la familia Morales García buscaron construir un sistema de captación de lluvia en el palenque. Así se reanudó la producción del mezcal y se reactivó la economía de San Dionisio Ocotepec.
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Coherentes con esta misión Cara a Cara promueve la transparencia. En cada botella se puede encontrar el porcentaje de agua de lluvia que se empleó para su elaboración. Cara a Cara se produce a través de procesos artesanales y cuenta con tres etiquetas: Espadín Capón, Mezcla de Ciral y Espadín y otra de Tobala y Tepeztate.
El Espadín Capón cuenta con notas de lima, vainilla, frambuesa y hierbas con sabores ahumados. Se recomienda tomar solo, acompañado de una rodaja de tomate verde o jícama. Se elabora en San Dionisio Ocotepec, es destilado en alambiques de cobre y se fermenta de manera natural y sin aditivos. Tiene una graduación alcohólica de 51 grados y El 85% de la producción se hizo con agua de lluvia.
Por otro lado, la mezcla de Cirial y Espadín tiene notas verdes, apio, perejil y un aroma caramelo-salado. Tiene un dulzor sutilmente seco, con ligeros matices lácticos y un sabor final tipo cajeta o leche dulce. Los agaves se mezclan por partes iguales. Se recomienda tomarlo sólo acompañado con carambola o melocotón. Se elabora también en San Dionisio, se destila en alambique de cobre y su fermentación es también natural y sin aditivos. Tiene 52.5 grados de alcohol y toda el agua empleada en su producción fue de captación.
Por último, el Tobala y Tepeztate tiene un aroma ligeramente dulce, con sabor a frutas tropicales, aceitunas verdes y notas herbáceas. Se recomienda tomar solo con una rodaja de melón o lichi. Su producción sucede en el mismo lugar que los anteriores, y se destila y fermenta de la misma forma. Tiene 48 grados de alcohol y cuenta con sólo 7% de agua de lluvia en su producción.
💧Coherente con su propósito medio-ambiental, el 5% de las ganancias de Cara a Cara se destina a Isla Urbana, un proyecto social que busca cosechar lluvia en lugares donde más se necesita.
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