Cuando se trata de comer y beber bien en la CDMX, elegir el lugar perfecto puede resultar abrumador. (hasta ahora).
Sergio González, sommelier.
Con esta inmensa y siempre creciente variedad de opciones gastronómicas en la ciudad, resulta casi ingenuo repetir lugares. Pero hoy puedo afirmar que hay un nuevo y gran favorito en la ciudad.
Tal vez su misterioso nombre tenga que ver con el sigilo y la eficacia con el que depreda el paladar y los sentidos. Se llama El Tigre Silencioso, y apela a la añoranza por la época de oro de la escena cantinera, donde beber bien y pasarla mejor, al tiempo que se comía delicioso, iba a la par. Pues bien, les cuento mis razones para afirmar que este lugar es ya el nuevo hot spot favorito de la ciudad voraz: en una casona apenas retocada, en el 159 de la calle de Colima, los recibe el mejor playlist que he escuchado en mucho tiempo.
Comienzan a pasarla bien sólo con cruzar la puerta, escuchar y elegir el aperitivo. Desde aquí me di cuenta de que estaba por ser verdaderamente sorprendido, más aún, sentirme emocionado, casi incrédulo. Una selección de vermuts, amargos, cocteles, y ¡qué vinos! Con toda la firma de Daniela y Lucas D’Acosta, han tomado la escena del vino bajacaliforniano en sus propias manos y logrado lo que parecía imposible: arrebatar con irreverencia, pero plenos de conocimiento, el Valle de Guadalupe de aquellas manos que perpetuaban estilos más afines a épocas pasadas.
Han logrado traerlo a todos nosotros (¡a todos!), acercarlo a la CDMX de hoy y así dictar tendencia sobre los gustos y preferencias que tanta falta le hacían a esta urbe.
La cocina abierta corre a cargo de David Castro Hussong, quien tuvo paso por algunas de las más reconocidas cocinas del mundo como Noma, Blue Hill, Eleven Madison Park, Cala, y hoy es reconocido por la lista Latin America’s 50 Best Restaurants con el galardón Highest New Entry Award 2022, en el sitio 16 de los mejores restaurantes con su espectacular restaurante Fauna, también en Valle de Guadalupe. Simple y sencillamente, es el creador de los platos que más felicidad han traído a mi paladar: una visita a cualquiera de sus cocinas, es asegurar un momento memorable para los sentidos. Y en El Tigre Silencioso, su cocina se vuelve aún más cercana, alejada de innecesarias pretensiones y con una frescura e inventiva sin precedentes.
Imperdible su atún con mantequilla avellanada y wakame, o las croquetas de pescado con chicharrón, así como sus mejillones, empanadas o las espectaculares alitas rellenas… todo en pequeños formatos para picar y compartir mientras nos sorprenden con su vermut rosado de la casa, su amarguito de naranja, una selección de impecables pét-nats, o la posibilidad de viajar algún rincón lejano del mundo con su increíble Ratafia de A. Margaine o su Orujo de Hierbas Zárate.
Lleven un gran apetito (¡y más sed!), pruébenlo ahora, agradézcanme después. Les garantizo que la pasarán como nunca. ¡Salud!
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