Llamativos, distintos y atrevidos… Probar un vino natural será, sin duda, un tema de conversación entre los wine lovers.
Sommelier Julio Grinberg- @JulioGrinberg
Definitivamente estos vinos llegan con un lenguaje diferente a lo que por lo general estamos acostumbrados, y podrían generar distintos niveles de afecto hacia ellos.
Al recorrer varios podcasts, artículos e incluso al llegar al libro Natural Wine for the People, de Alice Feiring, he llegado a una conclusión. Y es que, para que estos vinos cobren sentido, deben estar bien logrados y nosotros más informados para que podamos apreciar todas sus cualidades organolépticas.
La regularización de los vinos
Los franceses, pioneros por naturaleza, han levantado la mano para regularizar el modus operandi del vino natural, siendo aprobado en 2020 el sello Vin Méthode Nature por la INAO. Lo que revela e indica esta regulación son muchos puntos a tener en cuenta, por ejemplo, que las uvas deben proceder de vides orgánicas certificadas, que tienen que cosecharse a mano, y que el vino debe ser producido con su levadura autóctona. Asimismo, se prohíben varios y complejos procedimientos como la termovinificación, la ósmosis inversa, la pasteurización instantánea y la filtración de flujo cruzado.
Y en el caso del famoso dióxido de azufre (SO2), se permite una adición de hasta 30 mg/L, debiendo declarar en su etiquetado “avec moins de 30 mg/l de sulfites” (con menos de 30 mg/L de sulfitos añadidos); como también si no se agrega en absoluto el SO2, podrán añadir a la etiqueta “sans sulfites ajoutés” (sin sulfitos añadidos). Luego, cada vino terminado se somete a una evaluación externa controlada para determinar si se ajusta a la normativa. Aquellos vinos que no cumplan, deberán comercializarse bajo una nomenclatura diferente.
Si bien el resto de los países no cuenta con una regulación oficial propia, los mandamientos del vino natural siguen prácticamente los lineamientos franceses ya mencionados: que las prácticas en viñedo y en bodega sean desde orgánicas hasta biodinámicas; nada de productos químicos en viña ni en bodega; que la fermentación sea natural, espontánea y no provocada; y nada o -casi nada- de sulfitos; incluso, no clarificar… es decir, la mínima intervención humana.
Características en aroma, perfil y sabor
Las características de vista, aroma y sabor de estos vinos pueden variar. Desde su aspecto ya se marca una diferencia, se observa de poca transparencia hasta velados, mientras que los aromas pueden ir desde notas lácticas, de fermentación, hasta fruta chispeante viva. Al paladar, se pudiese encontrar un efecto vibrante, reiterándose también las notas de nariz entremezcladas con notas de cereales. Todo depende del estilo de vino que se pruebe y de la ideología del productor.
Es posible encontrar vinos naturales franceses, españoles, italianos, chilenos, argentinos, mexicanos, australianos, alemanes, griegos, libaneses, entre muchos otros más; suelen ser pequeñas producciones y los estilos son diversos: blancos, rosados, tintos, naranjas y espumosos.
Una mención especial al famoso estilo espumoso Pet Nat (Pétillant Naturel), donde la fermentación sucede dentro de su botella; lo mismo ocurre con estilo italiano Col Fondo Prosecco, y ya se ven también los vinos naranjas, donde el color se da por la permanencia de las pieles de las uvas blancas en su propia fermentación.
Finalmente, los vinos naturales no suelen ser añejados, por lo que se sugiere su rápido consumo; hay que acentuar que el vino natural hay que saber hacerlo y, nosotros, saber cómo comprenderlo. Por lo pronto la invitación a descubrirlos está abierta, aprovechando que cada vez hay más bares, tiendas y restaurantes proponiéndolos.
Dicen que son moda, veamos qué dice el tiempo, ¡salud!
No Comment! Be the first one.