Este 2022, después de dos años de no contar las fiestas de la vendimia, regresamos para agradecer las uvas de calidad que nos permitan elaborar vinos.
La uva, considerada en la antigüedad como un auténtico don de dioses para otorgar a los hombres placer y deleite, ha sido objeto de las mitologías de diversas culturas: Egipto refiere al Dios Osiris, Grecia instauró el culto a Dionisios y las fiestas dionisiacas le rendían tributo por cinco días, con bullicio y alegría colectiva. Posteriormente los romanos le dieron el nombre de Baco y las festividades en su honor recibieron el nombre de Bacanales.
Durante la vigésima dinastía en Egipto, con Ramsés II, se acostumbraba que el primer día de la cosecha tuvieran lugar alegres fiestas como testimonio de gratitud a Osiris por la fertilidad de la tierra. Al paso de los siglos, se ha mantenido vigente esta milenaria costumbre.
El calentamiento global
En México, celebramos estas fiestas, como remembranza de las originales; en cada bodega de cada zona vitivinícola del país, se realiza de manera particular, pero con un mismo sentido, divertirse, agradecer, celebrar, compartir y hoy, reunirnos para alzar nuestras copas y brindar.
Sin embargo, me encantaría hacer énfasis para invitarnos a tomar conciencia de las consecuencias ya visibles ante el cambio climático que afecta los ciclos vegetales y animales; el vino, no queda al margen. El calentamiento global obliga a las especies a adaptarse a los nuevos escenarios actuando así, como bioindicadores. Los climatólogos prestan cada vez mayor atención a estos cambios en la distribución y la biología de las especies, siendo la vid una de las que está reaccionando de manera más clara.
Si la vendimia se adelanta, se produce una grave alteración del cultivo que puede incidir en la calidad del vino. Mientras aumenta el contenido en azúcar de la uva (lo que provocará un mayor grado alcohólico del vino) y se aceleran los cambios en el pH (lo que afectará a su acidez), las pieles y las semillas del grano maduran de manera más lenta, por lo que el tiempo de recolección tiende a llegar cada vez con menos margen de maduración de los racimos.
Volverse sustentable
El problema es que si, tal y como recogen los modelos climáticos elaborados por los expertos, el avance del calentamiento global va a más, este desarrollo desigual se agravará hasta tal punto que puede imposibilitar la elaboración de vinos de calidad. Si el verano es excesivamente cálido y no baja la temperatura en las noches, los vinos son más cortos aromáticamente. De ahí que cada vez se hagan más vendimias nocturnas y se busquen zonas vitivinícolas con mayor altitud tratando de contar con climas más frescos.
Urge continuar con los programas de sustentabilidad en cada bodega, en cada estado, en nuestro país, que permitan revertir el efecto y continuar siendo respetuosos de la naturaleza, para qué, llegada la fecha de la cosecha, podamos continuar festejando las Fiestas de la Vendimia.
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