Más de mil kilómetros recorren de norte a sur la península itálica, una porción de tierra que ostenta valles, montañas, colinas, lagos, bosques, llanuras, islas… Pero además un clima predominantemente mediterráneo que da pie a una diversidad de terruños excepcionales para el desarrollo de la vid.
Más de 400 uvas han sido permitidas para elaborar vino en el territorio italiano, aunque son más de 560 las que se han documentado. Italia tiene una apasionante cultura enológica en la que los varietales internacionales también se han adaptado maravillosamente a sus tierras, por lo que en ellas podemos encontrar lo mejor de ambas ramas: por un lado, vinos excepcionales cuya tipicidad refleja la esencia de cada región, y por otro, vinos autóctonos con personalidad realmente única.
Las DO
Una de las características más importantes de la enología italiana es que se encuentra muy definida de manera local, es decir, las Denominaciones de Origen en su mayoría responden a territorios bastante bien delimitados, cuyos rasgos culturales y gastronómicos también son muy particulares, por lo que recorrer cada zona en busca de las variedades menos conocidas y buscar diferencias en sus expresiones, resulta muy interesante.
Dentro de la legislación italiana, el primer escalón de protección es la IGT (Indicazione Geografica Tipica), le sigue la DOC (Denominazione di Origine Controllata), y finalmente la DOCG (Denominazione di Origine Controllata e Garantita). Cada uno de estos reconocimientos enmarca un estatuto legal que dictamina las pautas bajo las cuales los vinos deben ser elaborados. Así que en total encontramos 118 IGT, 333 DOC/DOP y 75 DOCG/DOP.
Las Denominaciones de Origen -en sus distintos espectros- refieren a zonas de producción delimitadas que comparten condiciones de terruño (composición de los suelos, clima, exposición solar, diferencial térmico, entre otros), así como rasgos culturales. Su objetivo es proteger el gusto histórico de los vinos y garantizar su calidad en las distintas zonas de producción.
Sin embargo, la mayoría de las legislaciones suelen ser muy estrictas y no admiten, por ejemplo, el uso de cualquier uva para su elaboración; es por ello que muchos productores deciden no etiquetar sus vinos bajo las DO o DOCG y prefieren renunciar a ellas para poder elaborar vinos empleando otras uvas y técnicas de vinificación y guarda alejadas de los estatutos. Bajo esta filosofía encontramos desde los famosos supertoscanos, como producciones familiares muy pequeñas (que no buscan comercializarse, pero que son verdaderas joyas), hasta los vinos genéricos de mesa. El truco está en investigar muy bien el origen del vino antes de generar expectativas sobre una etiqueta sin indicación geográfica.
Descifrando la etiqueta
Otra clave para entender el vino italiano se encuentra en develar el nombre de la DO; muchos de ellos hacen referencia únicamente al territorio que lo alberga y otros más incorporan la uva a su nombre, por ejemplo: Alba DOC vs Barbera d’Alba DOC y, en algunas ocasiones, aunque el nombre de una uva aparezca en la DO, no siempre corresponde con su elaboración.
Enfrentarse a una etiqueta de vino italiano cuando no se está muy empapado de su enología puede resultar muy confuso, por lo que recomiendo analizarla a detalle. Algunos de los datos que encontraremos, son:
- Nombre de la bodega
- Clasificación y denominación: Sicilia DOC/DOP, Barbera d’Asti DOCG/DOP, etc.
- Nombre de la uva: Nero D’Avola, Merlot, etc.
- Nombre de fantasía: Fiore di Loto, Gravida Collections, etc.
- Datos adicionales: Riserva, Superior, Classico.
- Añada, en los casos que sea declarada.
Para su mejor comprensión, los italianos han dividido sus zonas vitivinícolas en 20 regiones generales y, en definitiva, varias de ellas han conquistado al mundo entero gracias a su altísima calidad. Sería imposible mencionar a todas ellas, por eso a continuación destacaremos las más relevantes.
En el norte
– Piemonte
17 DOCG y 42 DOC
Sin duda, es una de las regiones más admiradas por los amantes del vino en todo el mundo, reconocida por sus Barolo y Barbaresco, dos estilos de vino completamente distintos elaborados a partir de la misma uva: Nebbiolo. Para los coleccionistas de vino es un verdadero paraíso, pues sus vinos tienen una capacidad de guarda muy alta.
– Veneto
14 DOCG, 29 DOC y 10 IGT
Esta región es muy famosa por el Amarone y su vasta presencia de Pinot Grigio. Los vinos espumosos de Prosecco son elaborados con Glera a partir del método charmat y ofrecen notas frescas, herbales y cítricas con una constante burbuja que los hace muy fáciles de beber. Por eso vale la pena buscar los Prosecco Superiore para conseguir mayor calidad.
En el centro
– Toscana
11 DOCG, 41 DOC, 6 IGT
Los Chianti son, sin duda, los vinos estrella de esta región, con la uva Sangiovese como estandarte. LaToscana se caracteriza por su fuerte producción de vinos tintos de excelente nivel y estructura. Los Brunello di Montalcino también son muy reconocidos en esta zona, así como los Sassicaia provenientes de la costa.
En el sur
– Campania
4 DOCG, 15 DOC y 10 IGT
En esta zona resaltan los vinos elaborados a partir de la Aglianico. Gracias a la altura de las colinas del este de Nápoles, los vinos suelen ser muy frescos, aunque también se desarrollan vinos muy robustos y con cuerpo.
– Sicilia
1 DOCG, 23 DOC y 7 IGT
Esta isla es uno de los sitios más reconocidos por la viticultura. Los suelos volcánicos y la altitud dan lugar a vinos elegantes, bajos en azúcar y de excelente acidez. Se trata de una zona con mucha exposición solar, con altas montañas y fuertes vientos, lo que evita la proliferación de hongos. Los Marsala son sus famosos vinos blancos de postre.
– Sardegna
1 DOCG 17 DOC y 15 IGT
La uva insignia de esta isla es la Vermentino, que ha encontrado en este sitio uno de los mejores terruños para expresarse. Con esta uva se producen vinos blancos que pueden añejarse en madera para alcanzar un cuerpo robusto y notas de frutos secos, sin perder la frutalidad y las notas herbales.
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La mejor -y quizás- la única forma de entender el vino italiano, es elegir distintas regiones y catar tanto como que se pueda, de modo que el paladar se familiarice con sus uvas y estilos de elaboración.
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