El agua –natural, mineral, tónica o en forma de hielo– es el eterno acompañante de la coctelería y, utilizar la mejor agua posible, es algo que siempre está en la mente del mixólogo.
El protagonista en un coctel es, casi siempre, un destilado. Sin embargo, en la mayoría de las veces, existen ingredientes secundarios sin los cuales, dicho trago no sería el mismo. Piensa en un Mojito, en un Gin & tonic, o un París de día, tragos tan sencillos en los que la calidad del agua que se emplea para mezclarlos se convierte en elemento primordial de su sabor.
Cuando se habla de agua mineral, lo natural es siempre lo mejor. La presencia de su burbuja, su equilibrio y frescura, hacen de Perrier el agua ideal para mezclarse con diferentes destilados y en coctelería. La burbuja, el elemento clave de la sinfonía que contiene cada botella, ayuda a resaltar los aromas no tan volátiles de algunos ingredientes en un trago (como jugos, macerados y frutas frescas), haciéndolos mucho más persistentes y aumentando la textura de la bebida.
El equilibrio único de los minerales del manantial y el agregado de una suave efervescencia le otorgan su característico sabor puro y fresco.
Perrier es agua naturalmente gasificada y carbonatada que surge de un manantial con gas en Francia, lo que la diferencia por completo del resto. El día de hoy, tras siglos de extracción de este manantial, el agua y el gas se cosechan por separado para después mezclarse en un proceso en el que el tradicional sabor de la casa y la tecnología se entrelazan para ofrecer una constancia sin igual.
Se estima que la fuente de la que se extrae cada gota de Perrier tiene unos 100 millones de años de antigüedad, sin embargo, fue en los tiempos del Imperio Romano que el ser humano la conoció por primera vez. Ubicado en Vergèze, un pequeño poblado en el sur de Francia, el manantial tomó el nombre de la compañía en 1903 y, desde entonces, se ha embotellado en las características botellas verdes con forma de maza de madera.
En el caso del agua de manantial, es su composición lo que le otorga el sabor. Es este equilibrio de minerales, en conjunto con la carbonatación lo que le da el perfil que puede hacer o deshacer el coctel.
La marca se popularizó enseguida y la euforia por probarla cruzó el mundo. Fue la primera agua mineral natural gasificada que se envasó en Estados Unidos, convirtiéndose en un artículo de primera necesidad en las casas y restaurantes a finales de los setenta. Actualmente, todas las botellas de Perrier se envasan en la propiedad en Vergèze y se exportan a más de 140 países de todo el mundo.
Existe mucha ciencia detrás del sabor de un agua que muchos no saben explicar por qué, pero les encanta. Su fuente se alimenta de tres tipos de agua. La primera se filtra naturalmente por grava; la segunda, pasa por una capa de piedra caliza muy porosa (un suelo similar al que se encuentra en la región de Champagne) y, la última, se filtra de abajo hacia arriba en una capa de magma volcánico que da origen al manantial de Perrier.
Por su equilibrio mineral y tipo de efervescencia, Perrier combina a la perfección con destilados especiados como el whisky, el bourbon y algunos rones con paso por barrica, pues son aromáticos y las burbujas contribuyen a su volatilización bastante bien. Sin embargo, en donde la calidad de Perrier se muestra por completo es cuando se mezcla con ingredientes tropicales, a los que potencializa y equilibra perfectamente.
El perfect serve de Perrier sugiere refrescar la botella (como se haría con un vino blanco o espumoso) y servirla directo en el vaso, sin hielo ni garnitura, como aperitivo.
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