✍️: Deby Beard
Conoce los viñedos franceses de donde nace uno de los vinos más expresivos del sur de Francia. Deby Beard nos cuenta de un lugar muy especial y de Gerard Bertrand, un apasionado vinicultor.
En el corazón del sur de Francia, entre los viñedos ondulantes y los antiguos castillos, reside un hombre cuya pasión por el vino trasciende los límites de lo convencional. Gerard Bertrand, un visionario vinicultor que no solo cultiva las uvas, sino que también cultiva un estilo de vida arraigado en la armonía con la naturaleza y el respeto por la tradición.
Para Gerard Bertrand, el vino es más que una bebida; es una expresión del terroir, del alma misma de la tierra que lo nutre. Con una filosofía arraigada en el respeto por el medio ambiente y la sustentabilidad, Bertrand abraza prácticas agrícolas orgánicas y biodinámicas en sus viñedos. Desde el cuidado meticuloso de la tierra hasta la protección de la biodiversidad, cada paso en el proceso de vinificación refleja su compromiso con la calidad y la autenticidad.
Pero más allá de su dedicación a la tierra, Gerard Bertrand encarna una filosofía de vida basada en el equilibrio y la conexión con el entorno. Como un verdadero artesano del vino, encuentra inspiración en la naturaleza que lo rodea, en los ciclos de la luna y en las estaciones del año. Su respeto por el ritmo natural de la vida se refleja en cada botella que produce, capturando la esencia del paisaje y el clima en cada sorbo.
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Bajo el manto estrellado de una noche de verano en Château l’Hospitalet, en el corazón de la región vinícola de Languedoc-Roussillon, tuve el privilegio de conocer a Gerard Bertrand. Era una noche mágica, impregnada del aroma de las viñas que se mecían suavemente con la brisa nocturna.
Bajo la tenue luz de la tarde, nos encontramos inmersos en la riqueza de los placeres simples de la vida. Con un fino habano en la mano, cuyo aroma teje relatos de tierras lejanas, y una copa de vino exquisito, Clos d’Ora. Este vino tinto de la denominación Minervois La Livinière es una verdadera joya en la corona de Gerard Bertrand. El Clos d’Ora es un vino de edición limitada que se produce a partir de viñedos biodinámicos y se elabora con una cuidadosa selección de uvas, principalmente Syrah y Grenache. Es un vino elegante y complejo, con notas intensas de frutos oscuros, especias y hierbas provenzales. En boca, ofrece una estructura sedosa y taninos refinados, con un largo y persistente final. Nuestra conversación fluyó sin esfuerzo como los suaves remolinos de humo que se elevaban hacia el cielo nocturno.
Mientras disfrutábamos los sabores aterciopelados del vino, cada sorbo se convirtió en un momento de deleite compartido, un brindis por la amistad y la complicidad. Nuestras risas se mezclaban con el suave susurro de las hojas en la brisa, mientras contábamos relatos de aventuras pasadas y sueños para el futuro.
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En ese momento, en el silencio compartido entre palabras, comenzó la amistad, Porque en el simple acto de compartir un buen habano y un gran vino, descubrimos la verdadera esencia de la vida: la alegría de estar juntos, en perfecta armonía, en el cálido abrazo de la noche. Desde el momento en que puse un pie en este enclave vinícola, me sentí envuelta por una atmósfera de elegancia y sofisticación, donde cada detalle estaba cuidadosamente diseñado para deleitar los sentidos. El aire estaba impregnado de la dulce fragancia de las flores y las hierbas silvestres, mientras el suelo crujía bajo mis pies, recordándome la riqueza del terroir que rodeaba este lugar.
Gerard Bertrand, el hombre detrás de los magníficos vinos que se producen en estas tierras. Con su presencia serena y su mirada penetrante, emanaba un aura de sabiduría y pasión por el vino que me cautivó al instante. Su sonrisa cálida y su gesto acogedor me hicieron sentir como en casa, como si fuéramos viejos amigos reunidos para compartir una noche de placeres sensoriales.
Juntos exploramos los viñedos que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, sumergiéndonos en la belleza de la naturaleza y la magia de la viticultura. Gerard compartió conmigo su profundo conocimiento sobre el proceso de cultivo de las uvas y la vinificación, revelando los secretos detrás de la creación de sus vinos excepcionales.
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En la cena, en su restaurante, cada plato era una obra maestra culinaria, elaborada con ingredientes frescos y de temporada, y cada sorbo de vino Château l’Hospitalet Grand Vin Rouge era una explosión de sabor que despertaba los sentidos. En Gerard Bertrand encontré no solo a un maestro del vino, sino a un hombre apasionado que dedica su vida a honrar la tierra y sus frutos.
Y así, bajo el cielo estrellado de Château l’Hospitalet, experimenté una noche que quedará grabada en mi memoria para siempre. Fue una noche de magia, de amor por el vino y la vida, y de conexión con la verdadera esencia del sur de Francia. Una noche en la que el tiempo se detuvo y el alma se elevó, en compañía de un hombre cuya pasión y generosidad han dejado una huella imborrable en mi corazón.
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