Gran Café Victoria ofrece una propuesta sincera, de sabores hogareños pero con técnica precisa, te hacen disfrutar la comida confortable de principio a fin
Quién diría que un concepto nacido en plena pandemia se convertiría en el restaurante por excelencia de la colonia Sinatel en Ciudad de México; ese espacio al que vamos cuando tenemos un problema, cuando estamos felices o cuando queremos despejar la mente.
Inspirado en los platillos de su infancia, sus viajes y sus aventuras, el chef Martín Marín decidió abrir un espacio a partir de las memorias de su vida y de los sabores que reconocía como un apapacho al corazón; aquellos que le hacen recordar la cocina de la abuela, de la mamá o de esa tía que cocinaba delicioso y que siempre lo hacía sentir bien.
Sin embargo, Marín tenía claro que para lograrlo era indispensable contar con ingredientes de gran calidad, por lo que productores locales que pudieran ofrecerle insumos de esa naturaleza serían bienvenidos, pagándoles siempre el precio justo por ellos.
Lo siguiente sería la técnica y dedicación a su carta. Entre los preceptos que rigen a este restaurante está el que dice: “si a nosotros no nos encanta, nunca llegará a tu mesa”, como se lee en el menú. Por eso cada plato y bebida están cuidados para cumplir con toda la calidad.
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Así es Gran Café Victoria, un concepto desenfadado en cuanto a su decoración, con tonos rosas combinados con negro; retratos de época del siglo XIX como los de la reina Victoria, que contrastan con la modernidad de la vajilla y el grafiti de tonalidades encendidas en algunas de sus paredes.
Sabor mañanero
Si algo es seguro, es que aquí encontrarás platos monchosos con juegos de textura. Entre las propuestas de desayuno aparecen los huevos Ana, hechos como los preparaba la mamá del chef Martín: dos huevos estrellados sobre tortilla de maíz frita, pechuga de pavo y queso Chihuahua, salsa roja o verde, frijoles negros refritos y queso de Chiapas; o el Avocado Toast preparado con dos rebanadas de pan de masa madre, guacamole, ensalada de la casa y queso de Chiapas.
Para acompañarlos, un chocolate de agua o de leche, o un café de altura, junto con el pan dulce hecho en casa. Te recomendamos probar el chocolatín, la oreja, el budín de pan o el rol de canela.
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Tardes de antojo
Para las comidas y cenas está la tostada verde hecha con maíz negro, guacamole, nopal, cebolla encurtida y verdolaga, o la de atún, compuesta de maíz rojo, trozos de atún fresco, cilantro, cebolla morada, y fruta de temporada; para algo más consistente, los boneless con salsa barbecue o Búfalo son ideales.
Entre los platos imperdibles está el Fish and Chips con el rebozado de la casa y salsa tártara; el Victoria Fried Chicken que consiste en pollo frito, ensalada de col y puré de papa, o la Victoria Burger, preparada con bollo de camote, carne Victoria -receta secreta-, queso Chihuahua y mermelada de tocino.
Para maridar, es importante preguntar al personal, pues aunque la selección de vino es pequeña, elegir entre los tintos, blancos y ciertos rosados puede resultar complejo, porque sí: la comfort food va de maravilla con esta bebida. Aunque también ofrecen cervezas artesanales y cocteles de la casa como el Matilde, preparado con pepino, manzana verde y whisky.
Para terminar, el pan francés con pan brioche, frutos rojos, crema de requesón y ralladura de limón eureka, o la crème brûlée de mamey, son una joya.
Como ves, en Gran Café Victoria puedes estar todo el día, probando su comida, sus bebidas o sus vinos, al tiempo que escuchas esa playlist particular que mezcla música de la década de los 90 con éxitos actuales que, aunque suene raro, terminan de redondear el ambiente del lugar.
Gran Café Victoria
📍Sur 73 – 217, Sinatel, CDMX
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