Los amantes -y novicios- del vino, tenemos un nuevo hogar en la Ciudad de México.
Ubicado en la esquina de Atlixco y Campeche, en el corazón de la Condesa, se encuentra NIV. Un par de mesas en el exterior nos dan la bienvenida para luego sorprendernos con un salón que tiene como centro una bella barra semicircular de mármol.
Un wine bar para todos los gustos
El diseño del espacio, a cargo del arquitecto Eduardo Dana de Estudio Abierto, ha aprovechado el área para crear un ambiente cálido y acogedor en el que domina el color verde, pero también texturas naturales de piedra y madera. La barra alberga en su contrabarra vinos, licores y destilados necesarios para maridar los alimentos y deleitar a los visitantes.
A este encantador espacio se suman piezas artesanales curadas por la diseñadora Natalie Stoclet y vegetación de Botéo. El ambiente se complementa con la selección musical que se reproduce a través de un personalizado sistema de sonido de alta fidelidad de XPAN.
Magníficas etiquetas para maridar platos con toque internacional
El fuerte en NIV es la cuidada selección de vinos a cargo de Tanguy de Bodinat, de Climats, con etiquetas provenientes de Francia, Italia, España, Austria, Alemania y México, pero que privilegia a las de pequeñas bodegas familiares. Incluye además vinos orgánicos y de vitivinícolas que ponen especial atención al terroir. También se pueden pedir cocteles clásicos o el especial de la casa: el NIV 132.
La cocina podría clasificarse como internacional, con una clara influencia francesa y que utiliza ingredientes nacionales. Los platos se recomiendan al centro, para compartir y aprovechar el ambiente acogedor, ideales para fortalecer lazos y propiciar conversaciones.
En las entradas, el rillette de pato -un paté de consistencia hebrosa- es un imperdible. El hummus de garbanzo, calabaza y huauzontle, también es una delicia. Otro sugerido es el tiradito de kampachi.
En los fuertes está el pollo harissa artesanal, acompañado de puré de coliflor y ajonjolí negro. Por último, la tarta de chocolate para cerrar la noche… o no. Y es que NIV cuenta con una sorpresa más: tras una cortina se encuentra el backroom, una extensión del bar de vinos que busca ofrecer una experiencia diferente para aquellos que desean continuar la jornada.
Aquí la luz es aún más tenue, con una barra principal, otra más del otro lado de la habitación con música de vinilos. Se pueden disfrutar bocadillos que vienen directamente de la cocina a través de una ventana y de dame-jeannes (la traducción literal al español es damajuanas), que son infusiones preparadas en casa. Dos tienen como base ron de Oaxaca, uno con naranja, canela, vainilla y café, y otro más con jamaica, jengibre y chile de árbol. También hay un ensamble de mezcales que incluye cuish, tobalá y espadín.
NIV es una historia de amor entre Francia y México que cuenta con la gastronomía, la enología y la coctelería como su principal lenguaje.
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NIV
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