En el ambiente, se percibe la llegada de la navidad y la esperanza de un nuevo año 2023 que de seguro nos depara muchas sorpresas maravillosas.
Los adornos en las tiendas, las comidas y cenas contribuyen a ese ánimo festivo que se ha incrementado, en especial ahora que podemos reunirnos, brindar, compartir la mesa y los abrazos.
Durante la pandemia nos hemos reinventado, pero nuestros rituales siguen presentes. Y es que los rituales son una serie de acciones que principalmente se realizan por su valor simbólico; pueden estar basados en alguna creencia, sea religiosa, política, por tradición, o por los recuerdos y la memoria histórica de una comunidad.
En estas fechas, cuando está por concluir un año, realizamos una serie de rituales que tienen por objeto despedirnos de este ciclo y prepararnos para recibir el nuevo año, de la mejor manera y con la mayor fortuna.
Los más populares son: usar ropa interior amarilla o roja (para atraer el dinero y el amor respectivamente), dar una vuelta a la manzana con una maleta para fomentar los viajes, comer un plato de lentejas para lograr prosperidad y fortuna. O que al sonar las doce campanadas se tire un vaso de agua a la calle, para alejar las penas y las lágrimas. Incluso encender velas: de color azul (que traerán paz), amarillas (para la abundancia), rojas (pasión), verdes (salud), blancas (claridad) o anaranjadas (inteligencia).
Sin embargo, la tradición que no puede faltar al concluir el año es la de las doce uvas. La creencia establece que representan los 12 meses del año por venir y se comen a las 12 de la noche durante las 12 campanadas (una por campanada). Cada uva representa los deseos o propósitos que queremos cumplir en el siguiente año, y también simbolizan la prosperidad para todos los que comparten la mesa y el ritual.
De igual manera, la tradición de la cena de Navidad y fin de año es disfrutar la gastronomía mexicana plena de platillos exquisitos que no pueden faltar, como los romeritos, el pavo y el bacalao, entre una enorme variedad de platos salados y dulces. Algunos son propios y otros son la fusión de varias culturas.
El vino, desde luego, acompaña y armoniza el banquete. Podemos servir vinos españoles, italianos, franceses, alemanes…, pero mi recomendación es que no falten los vinos mexicanos que maridan perfectamente con los platos nacionales.
Para mí, el mejor momento es el brindis (que también, por cierto, es otra gran tradición) y es cuando deseamos a todos, como desde hoy deseo a cada querido lector y amigo de El Conocedor, ¡feliz Navidad y un afortunado y próspero 2023!
¡Salud!
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