Te queremos mostrar cosas maravillosas. Súbete al crucero que tiene un espacio para cada integrante de la familia y disfruta del mar de una manera diferente
Cuando Disney Cruise Line anunció que ampliaría su flota con el Disney Treasure, muchos lo imaginaron como un “parque temático flotante”. Sin embargo, lo que este barco ofrece va más allá de la simple evocación a las películas y personajes de la compañía: es una propuesta de viaje que combina tradición naviera, innovación tecnológica y narrativas de la cultura popular contemporánea.

El Disney Treasure zarpó en diciembre de 2024 y forma parte de la llamada clase Wish, junto a su gemelo el Disney Wish. Con más de 340 metros de eslora y capacidad para alrededor de 4 000 pasajeros, se ubica entre los cruceros familiares más grandes del mundo. Desde su puerto base en Puerto Cañaveral, Florida, realiza itinerarios de siete noches por el Caribe, con escalas en lugares como Cozumel, las Islas Caimán, Jamaica o la isla privada de Disney, Castaway Cay.
Uno de los ejes del barco es su diseño narrativo. La Grand Hall, vestíbulo principal, está inspirada en Aladdin, con una escultura de Jasmine y Aladdin sobre la alfombra mágica que recibe a los pasajeros. Esa atmósfera fantástica se replica en los camarotes: algunos están decorados con referencias a El libro de la selva, Buscando a Nemo o La espada en la piedra. La pieza más llamativa es la Tomorrow Tower Suite, un alojamiento de dos pisos con vistas al mar y un diseño futurista inspirado en EPCOT.

El entretenimiento a bordo mantiene la tradición de espectáculos estilo Broadway, pero con innovaciones que lo distinguen de otros cruceros. El Treasure estrenó Disney’s The Tale of Moana, primera adaptación teatral de esa película, junto a producciones ya consolidadas como La Bella y la Bestia. Además, cuenta con dos salas de cine, Wonderland y Never Land, donde se proyectan estrenos de Disney, Pixar o Marvel.
En cubierta, la propuesta más comentada es el AquaMouse, una atracción híbrida entre montaña rusa y tobogán acuático que recorre tubos suspendidos sobre el mar, acompañados de escenas animadas y efectos visuales. Es un ejemplo de cómo Disney ha logrado trasladar la experiencia de sus parques a un barco sin que pierda su carácter marítimo.

La oferta gastronómica sigue el modelo de “rotación de restaurantes”, en el que los pasajeros alternan entre distintos comedores temáticos. Destaca Plaza de Coco, ambientado en el universo de la película Coco y acompañado por música en vivo de mariachi, lo que marca un reconocimiento de Disney a la cultura mexicana dentro de su portafolio global. A su lado, Worlds of Marvel propone una cena interactiva con superhéroes y 1923 rinde homenaje a los inicios del estudio en California.
Para quienes buscan una experiencia culinaria más pausada, hay dos restaurantes exclusivos para adultos: Palo Steakhouse y Enchanté, este último desarrollado con la asesoría de un chef con tres estrellas Michelin.

El barco se concibe como un espacio multigeneracional. Los niños tienen áreas propias como la Academia de Superhéroes de Marvel o la sección de Star Wars: Cargo Bay; los adolescentes disponen de salones inspirados en lofts urbanos, mientras que los adultos cuentan con zonas de calma, como el spa Senses o la piscina Quiet Cove. También destacan bares temáticos como el La Mansión Embrujada Parlor, inspirado en la icónica atracción de los parques, o el Periscope Pub, con referencias a 20,000 Leguas de Viaje Submarino.

El Disney Treasure es, en cierta medida, un espejo de cómo han cambiado los cruceros en las últimas décadas. Lejos de ser únicamente un medio para visitar islas del Caribe, se han transformado en destinos en sí mismos, con una fuerte carga de entretenimiento y narrativa. En este barco, la memoria de películas y personajes se convierte en un recurso cultural para articular la experiencia de viaje.
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En un contexto en el que la industria de cruceros busca atraer a nuevas generaciones y diversificar su oferta, el Treasure se presenta como un modelo híbrido: une la nostalgia de los clásicos con el dinamismo de las franquicias más recientes, todo envuelto en un entorno diseñado para que cada pasajero, niños, adolescentes o adultos, encuentre su propio espacio en altamar.
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