Los rosados están en boca de todos
Hoy, el vino rosado es tendencia en el mundo. El incremento en el consumo es consecuencia del alza de las temperaturas, los veranos extendidos y las nuevas zonas de veraneo con el cambio climático. Los consumidores observan en ellos varias cualidades, como bajo nivel de alcohol, la frescura de las elaboraciones por su acidez, la sutil astringencia en boca por el escaso tanino y, lo mejor, la perfecta sinergia con todo tipo de alimentos. Lo de hoy, es el rosado.

Seguramente el primer vino, elaborado hace más de 8 mil años, fue rosado, con poco color y fermentación inconclusa, por lo tanto, un vino dulce, una de las tendencias de los rosados. Veamos qué estilos podemos elaborar de ellos.
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El vino rosado es aquel que se produce con uvas tintas a las que se les extrae algo de color por medio de diferentes técnicas de maceración, Una de ellas es la directa de las pieles o los hollejos con el mosto por algunas horas, para que las pieles cedan color. La coloración tenue de los antocianos hace que los vinos sean diferentes y cada toma de color también es una técnica diferente. Otro método es mezclar las uvas tintas y blancas antes del prensado y posterior fermentación; en este caso los vinos resultarán de color naranja con tendencia a la piel de cebolla en algunos casos. Es así como se hacían los claretes en algunas regiones de España.
Si solo se prensan uvas tintas, el resultado será un vino de coloración ligeramente grisácea- platinada, parecido al que se elabora con las uvas grises (Pinot Gris). Otro de los métodos –y seguramente uno de los más utilizados- es el sangrado, que es cuando se extrae una parte del vino tinto en plena fermentación (10%) para evitar que siga pigmentándose.

De este modo se obtiene un vino de color rosado-naranja con tendencia rojiza; la intensidad depende del tiempo de contacto con las pieles. Otro método es la maceración de los hollejos con el mosto durante algunas horas, normalmente entre 12 y 24, todo depende del gusto del elaborador. El resultado será un rosado de concentración intensa y colores cereza o frambuesa. Existen también los vinos rosados creados por la mezcla de blancos con tintos ya terminados; es el tipo de mezcla con la que se suelen rellenar las botas.
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Los rosados pueden elaborarse de tonos diferentes en color y también con residuos azucarados diferentes, desde secos hasta dulces, cada uno con sus adeptos en el mercado. Ya sea al estilo del viejo o del nuevo mundo, todos los rosados son magníficos con cualquier comida ya que son camaleónicos, pues se adaptan a un sinfín de preparaciones del mundo. Destacan las recetas asiáticas, de cualidades especiadas y picantes, así como la comida mexicana.
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