Hay una razón por la que comer chocolate nos llena el corazón. La tradición mexicana del cultivo de cacao es definitivamente un motivo por el cual sentir orgullo.
No hay una planta con más importancia histórica y cultural en nuestro país que la planta del cacao. Y es que México no solo tiene una larga tradición en el cultivo de cacao, sino que también se destaca por la calidad de su producción.
Sobre todo porque el cacao se cultiva principalmente en tres regiones de México: Tabasco, Chiapas y Veracruz. Cada una de estas zonas ofrece condiciones climáticas y geográficas ideales para el desarrollo de este cultivo tan apreciado.
Por ejemplo, en Tabasco, conocido como uno de los principales productores de cacao del país, las condiciones cálidas y húmedas de su clima tropical favorecen el crecimiento de árboles de cacao robustos y productivos.
El proceso para obtener este fruto es largo, y comienza con la siembra de las semillas en viveros, donde se cuidará antes de trasplantar al campo. Los árboles de cacao necesitan sombra y humedad para prosperar, por lo que se cultivan bajo árboles más grandes o en sistemas agroforestales que imitan el hábitat natural del cacao en el bosque tropical.
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Después de un buen cuidado y de crecer lo suficiente, los árboles de cacao comienzan a producir frutos conocidos como mazorcas, que contienen las semillas de cacao. Aquí es donde el largo proceso valdrá la pena, porque estas semillas son extraídas, fermentadas y secadas para desarrollar los sabores característicos que luego serán transformados en chocolate y otros productos derivados.
El cultivo de esta planta no solo es una fuente de ingresos para muchas comunidades en México, sino también un pilar cultural arraigado en la historia del país desde la época prehispánica, en la que era considerado una moneda de cambio de alto valor.
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Actualmente la producción de cacao mexicano no solo abastece a un mercado nacional, sino que también se exporta a nivel mundial, contribuyendo así al reconocimiento de este fruto de campos mexicanos.
Para celebrar este ingrediente tan particular la Organización Internacional de Productores de Cacao, en conjunto con la Academia Francesa de Maestros Chocolateros y Confiteros, se seleccionó el 7 de julio como el día para festejar la delicia que nace del cacao. Y no nos queda más que celebrar con un refrescante pozol, un reconfortante chocolate caliente o un pedacito de tableta artesanal.
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